Tiempo perdido.

Una imagen, un olor, un sonido, nos traen una vivencia que sigue viva, latiendo. Va más allá de que uno quiera o no, ese recuerdo vuelve sin pedir permiso, sin ser llamado. ¿Por qué algo que queremos sepultar, olvidar, se nos cuela por los sentidos y vuelve tan vivo como siempre?

Porque algo nos dice, algo nos reclama. Algo late en esa imagen, en ese aroma, en esa música, algo nos susurra, es un tiempo perdido que vuelve para ser recuperado.
Esas evocaciones, esos recuerdos súbitos son señales que nos sirven de guía, porque cuando escuchás una canción que te hace acordar a otra época y sentís nostalgia, quiere decir que algo de lo que vos eras quiere volver, quiere seguir vivo.

Casi todos los días tenemos esas imágenes, esos olores, esos sonidos que nos transportan al pasado, pero los ignoramos. Pero si en lugar de ignorarlos nos detuviéramos a entender el mensaje que nos traen, nos entenderíamos mucho más. Y de a poco, tirando de esa punta del ovillo, guiados por ese recuerdo, llegamos a la otra punta, a esa palabra que siempre estuvo ahí y que vuelve, irrumpe, ni golpea la puerta, nos viene a reclamar porque quiere ser dicha.

Es un tiempo perdido que entra por los sentidos, que irrumpe de golpe, pasado que se hace presente porque no puede esperar más. Un tiempo perdido que quiere renacer. Un tiempo perdido que quiere ser rencontrado. Porque cuando recobramos ese tiempo perdido algo renace en nosotros y volvemos a sentirnos vivos, volvemos a ser nosotros mismos. Recuperando el tiempo perdido nos reinventamos una y otra vez.

Cuando algo se nos hace presente una y otra vez señala algo simple, algo que nunca se fue. Porque en nuestro corazón pasado no es pasado, es tiempo perdido que quiere ser recobrado.

Amores clandestinos.



Amores clandestinos
, secretos, amores reprimidos, prohibidos, amores furtivos, pasionales, amores tormentosos. Un amor clandestino es un escape constante, es incomodidad, adrenalina, tensión. Es "ojos que no ven pero corazón que no siente", es un momento privado, inconfesable.

¿Quién no tuvo un amor secreto, clandestino?¿A quién no lo enciende un amor pirata? Mi amor es un amor pirata, así como un parasito que se alimenta de chocolates y de llanto y de soledad pero sin besos ni palabras ni nada. Cuando amamos, el corazón del otro es un tesoro, y cual piratas queremos arrebatar ese tesoro sin importar si tiene dueño o no.

Nos atrae el amor clandestino, secreto, porque el amor cómplice se hace más fuerte, más nuestro y sólo nuestro. La complicidad es un guiño, una aventura, y al amor le encanta la aventura. En el secreto cómplice hay libertad, porque escapamos de la mirada de los demás y nos permitimos ser libres, rebeldes, aventureros como los piratas. El amor secreto es mágico, cuando deja de ser secreto se vuelve real, y el amor real es un poco más complicado.

El amor pirata no conoce el miedo, aborda, conquista, arrebata y roba. Y a veces paga las consecuencias. Un amor pirata es un amor que no puede ser y es por eso que nos atrae tanto.

La Felicidad.


Vos, yo, la gran mayoría de nosotros suelen tenerle miedo a la felicidad… porque sabemos que llega y no justamente para quedarse mucho tiempo. La felicidad es fugaz, de pronto está, y de pronto nos deja con las manos vacías.

La felicidad es un rayo, que se va tan rápido como llegó, de un momento a otro, casi sin darnos cuenta. Por eso cuando llega, debemos aprovecharla al máximo, cuidarla, disfrutarla, aferrarnos a ella y tratar de no dejarla ir. No sabemos cuánto tiempo nos va a durar, así que tratamos de cuidarla como un tesoro difícil de conquistar.